El desafío del Biofouling
Por: Vanesa Rosales
Especial para Revista Viento y Marea
Imagina millares de pequeños universos, viajando cientos de kilómetros adheridos al casco de un portacontenedores. No es ciencia ficción. Esto sucede todos los días en todos los puertos del mundo. Son miles las embarcaciones comerciales que anualmente transitan por el Canal de Panamá o que atracan en nuestros puertos transportando inadvertidamente una diversidad de microrganismos, plantas y animales adheridos a su estructura o inmersos en sus aguas de lastre.
Panamá no solo une dos
océanos: es también un puente biológico que conecta mundos submarinos
distantes. Muchas especies foráneas logran establecerse en nuestras aguas
territoriales y se convierten en invasoras, desplazando a la fauna nativa y
alterando el delicado equilibrio de los ecosistemas locales. En esto consiste
el biofouling.
Haciendo
ciencia
Ervin Vargas Wilson, director
del Centro de Cooperación en Tecnología Marítima para la Región Latinoamericana
(MTCC Latinoamérica por sus siglas en inglés),
se refirió a algunas de las acciones de cooperación técnica que
actualmente se llevan a cabo en nuestro país para la prevención de la
contaminación marina y reducción de especies invasoras.
Se trata de una
investigación que se inició desde hace un año, a través de la Facultad de Ciencias del Mar de la UMIP, en
conjunto con el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI),
cuyo resultado permitirá contabilizar el número de especies invasoras en aguas
nacionales.
El estudio se lleva a cabo
en el muelle concesionado a PSA Panama International Terminal S.A., ubicada en
Rodman, Arraiján. A través de unas placas colocadas en el fondo y costados de la
estructura portuaria, se espera obtener una medición sobre la cantidad de especies,
microorganismos o incrustaciones marinas que se están adhiriendo en este punto
de observación. Estos resultados serán de gran utilidad para generar futuras acciones
preventivas.
Se está usando ciencia
aplicada avanzada para que la flota mercante que transita por la región
minimice estos riesgos. Se trata de
tecnología robótica sumergible y controlada a distancia, que se encarga de la limpieza
de los cascos de los buques. Estos robots son amigables con el ambiente marino,
ahorran tiempo y mano de obra y no interrumpen la operatividad de las naves, lo
que se traduce en mayor rentabilidad para las embarcaciones.
También podemos mencionar otras
técnicas preventivas y reactivas que se manejan para la reducción del biofouling, como recubrimientos antiincrustantes (biocidas y
no biocidas), anitiincrustantes ultrasónicos, luz ultravioleta (UV),
modificación de la textura de la superficie del casco, desarrollo de materiales
que resistan naturalmente la adherencia de los organismos marinos, métodos
electroquímicos y métodos basados en el buceo (limpieza manual, monitoreo
visual).
Un
Estado más verde
La República de Panamá es
signataria de dos instrumentos internacionales que van en línea con esta
materia. La Ley No. 30 de 11 de julio de 2007, adoptó el Convenio Internacional
sobre el Control de los Sistemas Antiincrustantes Perjudiciales en los Buques
(Londres, UK, 2001). Por su lado la Ley 41 de 12 de septiembre de 2016 incorpora
a Panamá al Convenio Internacional para el Control y la Gestión del Agua de
Lastre y los Sedimentos de los Buques (OMI, 2004).
La eficaz prevención y
gestión de aguas de lastre para minimizar la transferencia de especies
invasoras marinas exige una cooperación multisectorial que involucre a
gobiernos, industrias, organizaciones no gubernamentales y organismos
internacionales.
En materia de cumplimiento
de la normativa sobre la gestión de agua de lastre, la subdirectora de Marina
Mercante de la Autoridad Marítima de Panamá, Rina Berrocal confirmó que a
través de las Organizaciones Reconocidas se da seguimiento y se certifica que
los buques con bandera panameña cumplen con estas normas. A la fecha más del
98% de los barcos que enarbolan nuestra bandera han sido certificados
favorablemente en su gestión de agua de lastre, una estadística nada
despreciable.
En lo que se refiere a las
medidas antiincrustantes, la flota panameña utiliza pintura diseñada bajo
condiciones eco-amigables para evitar que los microorganismos se adhieran a los
cascos.
La actual administración, considera
la reinstalación de comités técnicos para analizar, junto a los diferentes
actores del sector, los desafíos que tiene Panamá en virtud de las recomendaciones
de la Organización Marítima de Panamá (OMI), en materia de lucha contra el biofouling.
Encontrando
soluciones
El impacto ecológico que
produce la transferencia de estas especies invasivas, no solo en Panamá sino en
los diferentes puertos del mundo ha sido tema de preocupación para los
científicos, ambientalistas y la comunidad internacional.
En Panamá, científicos,
formuladores de políticas públicas, funcionarios portuarios y gestores
medioambientales de toda América se reunieron a mediados de año para evaluar
las estrategias de mitigación de este riesgo, en el foro “Fouling Focus”
organizado en la Universidad Marítima de Panamá (UMIP), en colaboración con
MTCC Caribbean y MTCC Latin América, como parte de los proyectos IMO-NORAD TEST
Biofouling y GEF-UNDP-IMO GloFouling Partnerships, aliados del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo para el Medioambiente
Mundial (GEF) y la OMI.
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